martes, 13 de octubre de 2009

Cada día me sorprende... lo sé, no es de esperar otra cosa.

Como vamos abriendo los ojos al mundo y a todo cuando este mundo nos regala... No imagino como fue para mí, pero día a día la miro a ella y me asombro con cada palabra, cada gesto, cada idea.

Hoy no es como ayer (vaya descubrimiento ¿no?) Los niños de hoy no son los de mi infancia. Cuando hoy comparte conmigo mis momentos, en cada uno de ellos me digo: "no tuve esto hasta..." y las cuentas nunca salen.

Son 3 años, casi 4. Y yo a su edad no... para qué enumerarlo; fueron otros tiempos, otros lugares, otra vida.

Un cine, un teatro, una ópera... sus botitas de los pateos, sus primeros pasos de danza, sus primeros días de pesca; sus gafas, tubo y aletas... su segunda bicicleta (ssshhhh, que aún no la ha visto, sorpresa de su 4º cumple, sssshhhhh) sus primeros patines, su primer vuelo en avión, su tranvía (claro, mi padre y mi hija, yo viví el lapsus temporal sin este medio) su primer minicrucero... todo ello sin cumplir 4 años... y yo comparando siempre con lo que fuí yo... ja!! lo mío eran otros tiempos!!!

Verla sentadita sobre una roca, almohadillada con la toalla de mamá bien dobladita, con sus pies cruzados sobre los tobillos, con esa elasticidad que les caracteriza a su tierna edad, con la espalda bien recta y una gorra que le va grande, pero que es la que aceptó, que para algo tiene ya sus gustos, con una caña de pescar de adulto, que a ella ya todo le va bien, que es una niña "grande", porque ella se saltó la "medianez" ¿para qué andar con miserias?...

Pues eso, su caña en mano y su mirada pendiente de la boya... y derrepente su vocecita: "se undió" y sobre la marcha esa manita recogiendo hilo, tirando de carrete como una experta... claro mamá, lo que no sabías tú es que "soy la reina de las fulas".

Y mientras le enseñan que hay que cuidar este mundo y a todos sus seres (que lo aprendan desde bien pequeños) y que las fulas mejor están en el agua..., vuelven al mar... y ella... "pues vale, y ahora me toca a mi" y vuelve a tender la manita hacia la caña, ahora tomada por el experto, al que escucha con cara atenta, ojos y oidos bien abiertos...

Mamá mirándolos, embobada, que otra cosa iba a hacer...

Y cuando ella descubre esa, lanza a mamá otra mirada, entre pícara y cómplice...

Y mamá... corre, "que se te cae la baba"...

Ella al final será y hará lo que quiera; pero yo pongo mis medios: pertrechada con gafas y tubo le invito a ver esas mismas fulas en su medio, tan contentas, con su azul violeta y su nadar alegre...

Ya veremos lo que el mañana nos cuenta...

Por ahora, a disfrutar de los mini pateos, ver como descubre y descubrir con ella (ahora me gusta oir el crujir de la pinocha bajo mis botas, incluso dejarme deslizar por ella...) A disfrutar de la ópera, en el tiempo que te deja entre susurro y susurro (por qué dijo? por qué hizo?...) Un teatro o una marioneta, un barco rumbo a la Graciosa (mami, mira cuanta gaviota, cuanta... cuanta...)

Cuanto descubrimiento... cuanto, día a día...

Descubriendo y disfrutando el mundo desde otra perspectiva...

Mi Cristal Andrea.

jueves, 8 de octubre de 2009

Cristal Andrea

Su cristal, entre mi mirada y los sentidos, reinterpretando las percepciones; rediseñando secuencia a secuencia...